Hong Kong es maravilloso. ¿Y qué se puede hacer en Hong Kong a parte de turismo? Otro tipo de turismo: COMPRAS. Tienes que centrarte en un área si tu tiempo está bastante limitado. Y el mío lo estaba esta vez. Llegué a mi hotel en Kowloon el sábado por la noche, disfruté un buen rato de las vistas a la bahía de Hong Kong desde mi habitación, fui a cenar y después a la cama tras una semana de seis días de trabajo.
¿Cómo empezar el domingo? Me desperté bastante temprano para ser domingo y me dirigí a la azotea donde la piscina en calma esperaba para un baño mañanero relajante. Esta fue una de las razones por las que reservé en el Intercontinental Grand Stanford. Después de la ducha y un desayuno completo me apresuré para comenzar la intensa mañana de compras por Tsim Sha Tsui.
No se trata de que no tengamos esas marcas en Shanghai. Sí, por supuesto las tenemos. Pero en Hong Kong no son lo mismo. Una fachada casi se come a la siguiente; desprenden una especie de monstruosidad agradable. Esos carriles tan pequeños a lo largo de Canton Road, los taxis Toyota que parecen cajas de zapatos y los autobuses de dos pisos (todo muy British) parecen que van a ser devorados por esos enormes edificios con letreros aún más enormes.
La primera parte de la mañana fue más de escaparates y detenerme ante el diseño interior de las tiendas y el merchandising en Gateway, One Peking or Harbour City Centre. Comprobar que Le Dix de Alexander Wang para Balenciaga ya está en las tiendas (en Shanghai todavía no lo he visto) y que es impresionante. Dos bolsos de Céline por los que muero. La colección de otoño de Saint Laurent por Hedi Slimane, enterita... y un largo etcétera.
Y después llegué a Lane Crawford y allí finalmente compré. Esta tienda multi-marca es realmente increíble. Tiene todo lo que te gustaría y es un placer pasear entre esos stands y percheros. Estoy deseando que por fin abran en Shanghai. Y además espero que el personal sea igual de amable que en Hong Kong.
Tras esta intensa mañana terminé en Cucina, uno de los restaurantes en el hotel Marco Polo (en el mismo edificio que Lane Crawford). Simplemente iba en busca de algo sencillo y un restaurante italiano cumple con esta premisa. Escogí un risotto con marisco pero me quedé totalmente sorprendida al ver la apariencia y de repente darme cuenta de que no sólo estaba pagando la amabilidad del servicio ni las vistas de la bahía, sino también esta cocina de diseño.
Cuando estaba apurando los últimos granos de arroz en la media botella vacía, mis horas en Hong Kong estaban también llegando a su fin. Cogí un taxi cuyo conductor me admitió su dificultad para ver de cerca porque no era capaz de leer el nombre de mi hotel en el mapa. "Es muy pequeño", me dijo con su acento de Hong Kong. Yo estaba llorando de la risa porque este señor se supone que tenía que conducir un taxi conmigo dentro durante al menos diez minutos. Mi explicación fue suficiente y llegué sana y salva, deseando regresar ya.
Hong Kong is wonderful. And what to do in Hong Kong apart from tourism? Another kind of tourism: SHOPPING. You have to focus on one area if your time is quite limited. And mine was so this last time. I arrived at my hotel in Kowloon on Saturday evening, enjoy for a while the great views from my room of Hong Kong bay, go for dinner and then to bed after an exhausted 6-day week or work.
How starting the Sunday? I raised up quite early for a Sunday and I headed up to the roof where the peaceful pool was waiting for a morning relaxing bath. This was one of the reason I booked at Intercontinental Grand Stanford. After shower and complete breakfast I ran for an intensive morning of shopping around Tsim Sha Tsui.
It's not that we do not have those brands in Shanghai. Yes, of course we have. But in Hong Kong they are not the same. One façade is almost biting the next; they give off some kind of nice monstruosity. Those so tiny lanes along the Canton Road, the Toyota cabs which are like shoes boxes and the double decker buses (all so British) seem that they are going to get devoured by those enormous buildings with big signs.
The first half of the morning it was more about window shopping and enjoying the interior design and merchandising of stores at Gateway, One Peking or Harbour City Centre. Check that Le Dix by Alexander Wang for Balenciaga is already in stores and it is really amazing. Two Céline bags that I'm dying for. Saint Laurent by Hedi Slimane Fall collection, the whole of it... and a very long etcetera.
And then I got to Lane Crawford and I did finally some shopping. This multibrand store is really incredible; it has everything you would like and it is really a pleasure to walk between of those stands and hangers. I'm really looking forward to the opening in Shanghai. I also expect that staff is so nice as in Hong Kong branch.
After this intensive morning I ended up at Cucina, one of the restaurants at Marco Polo hotel (the same building as Lane Crawford). I was just looking for something simple and Italian restaurant always seems like that. I went for a risotto with seafood but I got really shocked about the look and suddenly realize that I was not paying the kindness of staff, the great views of the bay, but also the design at this special cuisine.
When I was draining the last grains of rice on that empty half bottle, my hours in Hong Kong were also getting to the end. I just took a cab, whose driver recognise to me his difficulty to close view because he was not able to read the name of my hotel on the map. "It is too small", he said with his Hong Kong accent. I was crying with laughter because this sir was supposed to drive me in his car for at least 10 minutes. My explanation was enough and I got safe and sound, and already wishing to come back.
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